Cuando me aíslo, me alejo y me desdoblo. Sólo así puedo entender que quizá no es tan importante, no es tan trágico o que tal cuestión no merece mi muerte. Sólo cuando me veo desde afuera, y en general cuando logro un desdoblamiento, ya es demasiado tarde para tomar decisiones. Con seguridad ya las tomé y sin duda erróneamente. Cuando no soy consciente de mi condición, el mundo se deshace por un llamado que no llegó o porque se canceló una ida al cine.
domingo, julio 18
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